Yangshuo

El vuelo de Shanghai a Guilin fué sin problemas y a la hora prevista llegamos a la famosa zona de montañas karsticas.

Esperando las mochilas vimos a un grupo de españoles que como locos se llenaban de repelente de mosquitos. Y pronto supimos porqué, ya que mientras preguntabamos en información turistica nos dimos cuenta de que habia una cantidad increible de bichitos dispuestos a dejarnos sin sangre.

Nada más salir hay autocares que van directos al centro haciendo dos paradas allí, la primera en el Guilin Swan Hotel y otra más en el centro. El trayecto dura una hora larga.

Andando buscamos el hostal que tenemos reservado, no sabemos muy bien donde esta pero por suerte damos con él enseguida. Es tarde pero en la avenida cercana esta todo abierto, picamos algo del supermercado y de un puesto callejero y pronto nos vamos a dormir.



8 Agosto 2010

El plan era dedicar las primeras horas de la mañana a visitar el centro de la ciudad. Pero Guilin es más grande de lo que habiamos imaginado, pensamos que nos llevará más tiempo del pevisto y decidimos irnos directamente a Yangshuo.

Con el mapa en mano llegamos a la estación de trenes. En el parking delantero salen autobuses a Yangshuo. No tardan en ofrecernoslos, y tras preguntar y regatear con varios no conseguimos saber cual va más rápido, así que acabamos cogiendo uno que va a salir.

Una hora y media tardamos en llegar a la ciudad que tampoco es tan pequeña como pensabamos. En China todo es grande. Yangshuo es del tamaño que imaginabamos Guilin.

La estación de autobuses está muy cerca de la calle principal, West Road. Allí visitamos varios alojamientos muy parecidos en precio. Elegimos un hotel que no está directamente en esa calle ya que habíamos leído muchas advertencias de lo ruidosa que es por la noche.

Frente a la estación está el Mercado de Granjeros, bastante curioso de ver aunque no se vaya a comprar nada.




Nosotros aprovechamos para comprar unas Xiaolong bao, ricas bolas de masa cocinadas al vapor y rellenas por dentro.




Junto al mercado hay algunas sencillas casas de comidas muy bien de precio. En una de ellas probamos los fideos de arroz típicos de la zona de Guilin.




Para aprovechar la tarde alquilamos unas bicis y tomamos la carretera sur que sale a los arrozales para ir a la Moon Hill.




Al prinicipio parece imposible conducir entre el tráfico desordenado de bicis, motos y coches pero yendo con precaución se sobrevive.

Abandonamos la estresante ciudad, pero no encontramos el tranquilo camino de tierra que esperabamos. Seguimos la carretera y atravesamos el pintoresco paisaje con atención al tráfico de coches y bicicletas.

Pasamos los diferentes lugares de visita marcados en el plano; el Bayan Tree, el parque de la mariposa, el desvio a la water cave, pero nosotros seguimos nuestra marcha.

La Moon Hill es un pináculo calizo famoso por tener en la cima un agujero en forma de media luna. Para llegar arriba hay que atreverse con una escalera que, a nosotros, se nos hizo interminable.




El interés de subir no es otro que ver las bonitas vistas panorámicas.



Estas extrañas colinas son increibles y, aunque nosotros ya las habiamos visto en Vietnam, no dejan de sorprendernos.

El camino de vuelta es mucho más agradable, el sol ya no molesta y corre airecito. Si, airecito de tormenta... de repente el cielo se pone negro y nos toca pedalear a toda velocidad. Por suerte nos da el tiempo justo para llegar al hotel.

Por la noche West Road se transforma y parece la ruta del bacalao. Los pequeños pubs y tiendas compiten por ver quien tiene la música más alta.



Huimos de la frenética calle y elegimos un puesto de pinchitos que repetimos los siguientes dias. Hay puestos de este tipo en muchas calles de China, en una mesa muy aseada tienen cuidadas brochetas de verduras, carne y pescado que te cocinan a la brasa.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

La Moon Hill se ve que es impresionante.... Lore eres muy buena y se ve que has trabajado mucho en tu blog!... Ya quiero ir a China .. jaja.... Soy Clau que luego se me olvida.. un besito a los dos!

Anónimo dijo...

Los sitios son preciosos.
Lo que me asusta es la higiene y los controles sanitarios que hay en los puestos de comida.
Un abrazo del que no vais a hacer tio y señora...