Bejing. Templo del Cielo- La Gran Muralla

25 Agosto 2010

Hoy volvemos a la parte sur de la Ciudad Prohibida para ver el espacio público más grande del mundo, la Plaza de Tiananmen.

Es fácil llegar porque tiene dos paradas de metro con su nombre, una al este y otra al oeste de la puerta de la Paz Celestial, el famoso edificio que alberga el gran retrato de Mao.


La mayor de las puertas que tenia la desaparecida muralla es la que hoy se conserva en el sur de la gran plaza. Estos antiguos accesos de arquitectura imperial contrastan con el resto de edificios centrales que guardan un estilo soviético.

El monumento a los Héroes del Pueblo es el elemento central de la plaza, un obelisco de 38 metros decorado con bajorrelieves que narran episodios históricos. La zona más concurrida de la explanada es el mausoleo de Mao donde una larga cola vigilada por policias espera para ver el cadáver momificado del presidente del partido comunista chino.

Tras pasar el resto de mañana callejeando por los alrededores de Tiananmen dedicamos las primeras horas de la tarde a ver el Templo del Cielo, escenario donde los emperadores de las dinastías Ming y Qing ofrecían sacrificios al cielo y oraban para tener ricas cosechas.

En realidad es un conjunto amurallado de tres templos rodeados de jardines. De ellos el "Templo de las Rogativas por Buenas Cosechas" es el más reconocido. Un edificio circular construido de forma singular con ausencia de vigas, donde los pilares de madera soportan directamente el techo.

Las tres edificaciones se alzan sobre plataformas circulares de mármol que crean ingeniosos juegos acústicos grácias a la capacidad de reflectar el sonido que tiene este material.

A la salida del parque entramos en el Mercado de la Perla, un gran edificio donde venden todo tipo de imitaciones. Mientras que la gente pasa cargada con bolsas de basura llenas de ropa nosotros nos agobiamos con el arte del regateo. No se puede ojear nada, en cuanto tocas algo ya te avasallan diciendote "cuanto, cuanto" y si al final no te lo llevas se enfadan. No encontramos lo que queremos y decidimos ir después al mercado de la Seda. Bueno este si que es increible, aquí hay más puestos y los vendedores tienen más competencia, así que no tienen ningún reparo en cogerte del brazo y estirarte para que te pares en su puesto. Así no se puede comprar.

26 Agosto 2010

Nuestro último día lo reservamos para La Gran Muralla. Hay varios tramos visitables, unas seis opciones a barajar. Nuestra primera idea era ir a la zona de Simatai y Jinshanling, una zona bastante alejada y menos turistica en la que se puede hacer un treking y tirarte por tirolesa. Pero la descartamos porque parte de la ruta estaba cerrada y decidimos como segunda opción ir a Badaling, el tramo más fotografiado pero también el más visitado.

Badaling está a una hora de Beijing y se puede ir cómodamente en autobuses públicos. Nosotros madrugamos para coger uno de los primeros buses y llegar a la muralla sin mucha gente. Tomamos el metro hasta la parada de Jishuitan y al salir buscamos el autobús nº919. El problema fue que encotramos varios autobuses nº919 y decían que no iban a la muralla. Al final descubrimos que hay que andar hacia la izquierda segun se sale del metro hasta llegar a una antigua puerta (Puerta de Deshengmen) y justo detrás sale el 919 que va a Badaling. Es un lio porque hay muchos buses con este número.

Cuando por fin lo encontramos fue todo muy sencillo. El bus te deja en la zona comercial de tiendas y caminando un poco llegas a la puerta de acceso. Compras la entrada y ya estas ahí, a los pies de la fortificación más larga del mundo.

En Badaling hay dos tramos para recorrer. Por suerte llegamos antes que los miles de autobuses de turistas y podemos disfrutar prácticamente solos del primer trozo. El sol todavia es aguantable y disfrutamos del recorrido ideal que buscabamos.

Hay partes con bastante pendiente pero los reparados escalones no presentan dificultad y con cuidado se suben bien. La zona restaurada dura una cierta distancia, después se convierte en un camino derruido e intranasitable por el que no podemos seguir.

Cuando deshacemos el primer tramo andado empieza a llegar la oleada de gente, caminar comienza a ser complicado y la visita pierde todo el encanto. Recorremos la mitad de la segunda parte transitable y con eso tenemos suficiente.

Por la tarde nos armamos de paciencia y volvemos al mercado de la Perla, aunque hay menos cosas y los vendedores no bajan tanto los precios como en el de la Seda es menos agobiante.

Apuramos las ultimas horas del viaje y nos despedimos de Beijing con un típico pato laqueado.

0 comentarios: