China

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La promesa de "China 2010" al final se cumplió y David volvió para buscar la China auténtica. A pesar de que el desarrollo ha llegado hasta las aldeas más perdidas y ciertas imagenes son difíciles de ver, la vida rural todavia conserva su encanto y ha llegado a cumplir nuestras expectativas.

El vuelo nos salió muy bien de precio con Aeroflot, pero desde Madrid y con 15 horas de escala en Rusia tanto a la ida como a la vuelta. La aventura de Moscú la explicamos en otra entrada...

Confeccionar la ruta fué más que complicado. Lo bueno es que entrabamos por Shanghai y salíamos por Beijing, así que no teníamos que retroceder. Hay muchos lugares para ver en un país tan grande, pero es difícil encontrar cosas que no disten mucho entre si para no pasarte todo el día desplazándote.

Tras mucho tiempo haciendo y pensando recorridos esta fué la ruta:



Los vuelos internos los sacamos desde aquí en Ticket9588
. Volamos con la compañía China Eastern y no tuvimos nigún problema. Incluso antes de irnos nos cambiaron el horario y aeropuerto del vuelo Shanghai-Guilin y nos mandaron un e-mail con la posibilidad de anularlo si no nos interesaba.

Los albergues de Shanghai, Beijing, Xian y Guilin los reservamos por Hostelbookers, el resto allí sobre la marcha.

Los gastos generales que supusieron los transportes, entradas y alojamientos los recopilamos aquí

Shanghai

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6 Agosto 2010

Nuestro primer destino fue la moderna Shanghai. Una ciudad de rascacielos y grandes avenidas que contrastan con las agetreadas calles adyacentes llenas de pequeños comercios tradicionales.

Aterrizamos a las 10:00h así que pudimos aprovechar bien la tarde.

En el aeropuerto de Pudong puedes coger el metro directamente y en 1 hora aprox. estás en People´s Square.




Nada más salir de la boca de metro reconocemos el olor asiático. Buah! es inconfundible!

Al llegar al albergue una duchita rápida nos sobra para reponer fuerzas y salir a ver la ciudad.

Nanjing Road es el corazón comercial de Shanghai. Su frenético tramo peatonal está lleno de grandes cadenas comerciales y muchísima gente. Carece de mucho atractivo pero es un buen camino para llegar a la zona del río Huangpu.




Al llegar al paseo fluvial hay, si cabe, más gente todavia, todos ansiosos por sacar la mejor foto de Pudong. Parece que no hay sitio para todos, pero solo tienes que andar un poco.




La vistas son bonitas, aunque si ya has visto ciudades de rascacielos no sorprenden tanto. El ambiente es un poco agobiante pero se puede encontrar sitio para disfrutar tranquilamente de las vistas.




Nos pasamos la tarde callejeando, aunque pronto se hace de noche y miles de luces inundan las calles. Impresionan más de noche que de dia.




Bueno, y era imposible estar en Shanghai y no encontrarnos con un viejo amigo...



Después de cenar apenas tenemos fuerzas pero regresamos al paseo para no perdernos esta bonita imagen.




7 Agosto 2010

La ciudades modernas nos cansan pronto así que decidimos visitar los jardines de Yuyuan. Junto a ellos se conserva un barrio antiguo convertido en bazar que, entre extranjeros, chinos y paraguas, resulta difícil de visitar.




Los jardines se pagan y, aunque también hay gente, ya es otra cosa.




El paisaje tiene una bonita combinación de edificios de la dinastia Ming, rocas, estanques y cuidadas plantas. Encontramos bastantes sombras para cobijarnos y conseguimos pasar una mañana relajada.





Al salir los centros comerciales y grandes hoteles que rodean la ciudad antigua te recuerdan que sigues estando en Shanghai. Evitamos las grandes avenidas y callejeamos para conocer las calles más modestas.

Encontramos un sitio genial para comer en Sichuan Road, haciendo esquina. Conseguimos pedir de la carta china y con ayuda de un panel con fotografías de platos. Estaba todo buenísimo.



Por la tarde regresamos de nuevo al aeropuerto de Pudong para coger el vuelo Shanghai- Guilin.

Yangshuo

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El vuelo de Shanghai a Guilin fué sin problemas y a la hora prevista llegamos a la famosa zona de montañas karsticas.

Esperando las mochilas vimos a un grupo de españoles que como locos se llenaban de repelente de mosquitos. Y pronto supimos porqué, ya que mientras preguntabamos en información turistica nos dimos cuenta de que habia una cantidad increible de bichitos dispuestos a dejarnos sin sangre.

Nada más salir hay autocares que van directos al centro haciendo dos paradas allí, la primera en el Guilin Swan Hotel y otra más en el centro. El trayecto dura una hora larga.

Andando buscamos el hostal que tenemos reservado, no sabemos muy bien donde esta pero por suerte damos con él enseguida. Es tarde pero en la avenida cercana esta todo abierto, picamos algo del supermercado y de un puesto callejero y pronto nos vamos a dormir.



8 Agosto 2010

El plan era dedicar las primeras horas de la mañana a visitar el centro de la ciudad. Pero Guilin es más grande de lo que habiamos imaginado, pensamos que nos llevará más tiempo del pevisto y decidimos irnos directamente a Yangshuo.

Con el mapa en mano llegamos a la estación de trenes. En el parking delantero salen autobuses a Yangshuo. No tardan en ofrecernoslos, y tras preguntar y regatear con varios no conseguimos saber cual va más rápido, así que acabamos cogiendo uno que va a salir.

Una hora y media tardamos en llegar a la ciudad que tampoco es tan pequeña como pensabamos. En China todo es grande. Yangshuo es del tamaño que imaginabamos Guilin.

La estación de autobuses está muy cerca de la calle principal, West Road. Allí visitamos varios alojamientos muy parecidos en precio. Elegimos un hotel que no está directamente en esa calle ya que habíamos leído muchas advertencias de lo ruidosa que es por la noche.

Frente a la estación está el Mercado de Granjeros, bastante curioso de ver aunque no se vaya a comprar nada.




Nosotros aprovechamos para comprar unas Xiaolong bao, ricas bolas de masa cocinadas al vapor y rellenas por dentro.




Junto al mercado hay algunas sencillas casas de comidas muy bien de precio. En una de ellas probamos los fideos de arroz típicos de la zona de Guilin.




Para aprovechar la tarde alquilamos unas bicis y tomamos la carretera sur que sale a los arrozales para ir a la Moon Hill.




Al prinicipio parece imposible conducir entre el tráfico desordenado de bicis, motos y coches pero yendo con precaución se sobrevive.

Abandonamos la estresante ciudad, pero no encontramos el tranquilo camino de tierra que esperabamos. Seguimos la carretera y atravesamos el pintoresco paisaje con atención al tráfico de coches y bicicletas.

Pasamos los diferentes lugares de visita marcados en el plano; el Bayan Tree, el parque de la mariposa, el desvio a la water cave, pero nosotros seguimos nuestra marcha.

La Moon Hill es un pináculo calizo famoso por tener en la cima un agujero en forma de media luna. Para llegar arriba hay que atreverse con una escalera que, a nosotros, se nos hizo interminable.




El interés de subir no es otro que ver las bonitas vistas panorámicas.



Estas extrañas colinas son increibles y, aunque nosotros ya las habiamos visto en Vietnam, no dejan de sorprendernos.

El camino de vuelta es mucho más agradable, el sol ya no molesta y corre airecito. Si, airecito de tormenta... de repente el cielo se pone negro y nos toca pedalear a toda velocidad. Por suerte nos da el tiempo justo para llegar al hotel.

Por la noche West Road se transforma y parece la ruta del bacalao. Los pequeños pubs y tiendas compiten por ver quien tiene la música más alta.



Huimos de la frenética calle y elegimos un puesto de pinchitos que repetimos los siguientes dias. Hay puestos de este tipo en muchas calles de China, en una mesa muy aseada tienen cuidadas brochetas de verduras, carne y pescado que te cocinan a la brasa.


Yangshuo. Rio Li

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10 Agosto 2010

El viaje en barco de Guilin a Yangshuo es la excursión más popular de esta zona.
El precio es muy elevado y lleva más de 4 horas. Nosotros decidimos acortar el trayecto y coger una balsa de Yangdi a Xinping, ya que entre estos dos pueblos se encuentran muchas de las estampas más fotografiadas del rio.

En la estación de autobuses cogemos un bus que en 1 hora y media nos deja directamente en el embarcadero de Yangdi. Por suerte los tickets se compran en la taquilla y no hace falta peocuparte por si te estan engañando.

Los autobuses en China aprovechan al máximo los viajes y debajo de los asientos llevan pequeños taburetes con los que aumentan el número de plazas.

Salimos del puerto y callejeamos un poco para ver si el pueblo tiene algún interés pero es tan solo una sencilla aldea.

Negociamos el precio del paseo con una de las pocas mujeres que se encargan de eso. Hay poco movimiento de turistas y no conseguimos encontrar a alguien con quien compartir la balsa.

El paisaje rivaliza con el de rio Yulong, y aunque es realmente lo mismo, el de Yulong nos pareció más encantador al estar rodeado de arrozales y tener un cauce más estrecho.

Trás 1 hora y media el motor de la barca no quiere funcionar y apenas dura para llegar a un pequeño embarcadero. El hombre nos indica que ya hemos llegado a Xinping pero la ciudad aun está a un trozo. No sabemos si era realmente el final o lo fue porque la balsa lo decidió.

Una moto-carro nos lleva a la pequeña localidad. Desde el puerto podemos ver la imagen que ilustran los billetes de 20 yuanes. Comprobamos que son los mismos pináculos, el hombre con la barquita se nos pasó.

Xinping conserva algunas calles tradicionales que han enfocado al turismo pero resultan bastante calmadas.

La vida de los lugareños es tranquila y desde sus casas se asoman seguramente pensando lo tontos que somos los turistas que andamos por ahí con el caloruzo que hace.

Para regresar a Yangshuo cogemos un autobus que sale desde la apartada estación. El trayecto no son más de 50 minutos.

Al llegar reponemos fuerzas en una de las económicas casas de comidas. La forma de comer aquí es pedir platos de carne o verduras para el centro y luego cada uno su bol de arroz blanco. Y así lo hacemos nosotros también.

Por la tarde nos apetece dar un paseo en bici y buscamos algún tranquilo camino para disfrutar de un paseo. Hay muchas excursiones para hacer desde Yangshuo pero la mayoria distan unos cuantos kilometros de carretera. Tras no encontrar muchas alternativas acabamos cogiendo un camino oeste que lleva directamente al rio Yulong.

Volvemos a ver parte del camino que recorrimos dos días atrás pero ahora, con el sol ya escondiéndose, la luz del atardecer lo hace todavía más mágico.

Un bonito final de día que no podemos apurar al máximo si queremos regresar con luz.