Nueva York

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Nueva York es la gran ciudad. Todo el mundo vuelve fascinado y nosostros pensabamos que seguramente no seria para tanto, pero nos sorprendió y mucho.

Estas navidades planeamos pasar la nochebuena fuera para juntar estos nueve días. Con mucha antelación compramos el vuelo Valencia-Munich-NY.

Para salir del aeropuerto tomamos el airtrain que enlaza con la línea de metro en Jamaica Station. Empezamos a entender lo grande que es esta ciudad cuando vemos que tenemos venticinco paradas hasta el hotel.

Nada más salir del aeropuerto te sientes dentro de una pelicula de tantas que has visto en la gran pantalla; la gran mezcla racial es quizás lo más representativo de esta ciudad.



Tenemos reserva en Sohotel. Alojamiento que recomendamos encarecidamente. Esta todo reformado y resulta muy acojedor. Su situación es genial, tienes a un paso Chinatown, Soho y Little Italy, además hay varias bocas de metro cerca.



El primer día aprovechamos que es domingo para asistir a una Misa Gospel en Harlem, Antioch Baptist Church en el nº515W de la 125 St. Llegamos temprano y el acto no empieza hasta las 11:00am, un hombre muy atento nos acomoda en la última fila donde esperamos viendo el ensayo. Todo el mundo que entra nos saluda y si saben algo de español nos hacen algún comentario. La misa es un animado espectáculo muy participativo, hasta nos dan la palabra a los turistas para decir algo! La pena es que está prohibido hacer fotos.

Aunque dicen que en navidad no siempre nieva, nosotros tenemos la suerte de ver la ciudad blanca. Central park esta precioso.





Cada rincón de Nueva York es reconocible por películas, anuncios y series de televisión.






La Navidad también es de película en el vecindario de Dyker Heights, Brooklyn. Sus casas compiten todos los años por conseguir la iluminación más elaborada, algunas desaparecen entre tanta decoración, es increible. Se puede ir en metro aunque después hay andar un rato hasta llegar a las casas más decoradas que están entre las calles 83 y la 86, desde las avenidas 11 a la 13.






Para ir a ver la Estatua de la Libertad tomamos el ferry gratuito que cruza a Staten Island pasando por delante del monumento. Esta es una opción económica y sin colas pero no se aprecia bien la estatua. Así que acabamos haciendo la gran cola par llegar a ella, y vale la pena.





La ciudad ofrece mil actividades para hacer, entre ellas los innumerables musicales de Broadway. Nosotros elegimos el "Christmas Espectacular" de grupo de baile Les Rockketes, en Radio City. Sacamos las entradas en una oficina de TKTS, donde venden entradas para el mismo día a precios reducidos. El escenario y puesta en escena son alucinantes.





Lo que más nos impresiona de NY es la mítica Times Square. Te quedas alucinado, con la cabeza hacia arriba, intentando recorrer cada uno de los coloridos letreros que ascienden por los altos edificios que envuelven la plaza.






Nuestro preferido: el divertido panel de m&m´s situado encima de la enorme tienda.



Paseando en NY te encuentras con todo lo que te habias imaginado. Los edificios con las escaleras de incendios, el humo saliendo por las alcantarillas, la gente con su maletín y su café por la calle, paseaperros, los autobuses y taxis, limusinas...






NY es la ciudad de la gente moderna y nosotros debemos ser los únicos que no tienen un portátil, porque no hay ni un solo local con ordenadores donde conectarse a internet. Eso ya esta pasado de moda, hay wifi en todos los sitios. Las tarjetas de teléfono son un robo así que ,como todo el mundo, nos conectabamos tranquilamente en los ordenadores de la tienda Apple en la 5ª avenida o en Soho.



Subir a alguno de los rascacielos es una oportunidad que no hay que dejar pasar. Lo mejor es subir poco antes de que anochezca, así ves las vistas de día y denoche. El más famoso es el Empire pero también el que tiene más cola. Nosotros vimos mejor subir al Rockefeller, hay menos gente y se ve el Empire y Central Park.





Cuando sales de Manhattan las calles se empobrecen y muestran una vida más real, lejos del glamour de la gran manzana.




Pasamos muchísimo frio, un café o chocolate caliente son nuestra mejor forma de entrar en calor. Aún así vale la pena ver la ciudad en esta época del año.



RESTAURANTES

Para comer hay infinidad de opciones, a todos los precios. Llevamos algunos sitios anotados y más o menos comemos por el mismo precio que aquí. Tomad nota de estos tres:

Jackson Hole
Sus gigantes hamburguesas estan buenísimas.


Café Habana una mezcla de cocina cubana y mexicana en un lugar con muy buen ambiente. Las mazorcas de maiz todo el mundo las pide porque están buenísimas.

Empire Dinner con forma de coche de tren de estilo art-deco, fué un sitio futurista en los años 40 y 50, hoy es uno de los pocos diners que quedan en pie de los que se construyeron entonces. Un original sitio donde tomar el brunch.




También son famosos los Deli, unas tiendas 24h que ofrecen una gran variedad de comida a peso para llevar. Una buena alternativa cuando hace buen tiempo para comer en la calle.

Munich

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Aprovechando una larga escala en nuestra vuelta de New York, y a pesar del cansancio acumulado de las horas de vuelo y el cambio horario, cogimos el S-Bahn que tras 45 min nos deja en el corazón del casco antiguo, la Marienplatz. Allí se encuentra el edificio más emblemático de Munich, el Nuevo Ayuntamiento (Neues Rathaus) las coloridas figuras de cobre destacan en la ennegrecida fachada.



El Altes Rathaus, situado a escasos metros, muestra una arquitectura totalmente diferente.



Hacía un frío terrible, así que pronto buscamos un café y un chocolate que nos caliente.

Nos acercamos al "Viktuallenmarkt", un mercado la aire libre en el que venden frutas , flores y adornos navideños que nos llaman mucho la atención.

Buscamos la "Hofbräuhaus", la cervecería más conocida de Baviera, sus paredes fueron testigos silenciosos del establecimiento de las bases del Partido Nazi.





Es la típica estampa de cervecería alemana con reposadas mesas de madera y bancos compartidos, junto a una orquesta, camareras con la vestimenta típica bávara y por supuesto muchas jarras de cerveza, nosotros debido a las horas tan tempranas en las que fuimos no las probamos.

Las calles peatonales nos llevan a la Residenz, Max Joseph Platz y Odeons Platz.

Desde Karls Platz el tranvia nº17 nos lleva al Palacio de Nymphenburg. Compuesto de una villa principal y dos alas, le antecede un gran estanque con cisnes a los que todos intentamos fotografiar.







Pronto regresamos al centro con el fin de buscar uno de los restaurantes recomendados en la Lonely, al llegar lo encontramos cerrado. No problem, una caseta de salchichas gigantes con un pinta deliciosa del "Viktuallenmarkt" nos soluciona la comida. El precio muy asequible (2,5€) repetimos probando las dos variedades de salchichas.





Vencidos por el frío y el cansancio decidimos coger el tren suburbano para pasar el tiempo que nos queda en el aeropuerto.