Tenemos una historia para cada día. Esta vez llegamos a la agencia a las 7:30h como nos indicaron. Tras esperar un rato aparece un chico en una moto pretendiendo que subamos los dos con él (y una de las mochilacas...). Nos negamos y aparece una segunda moto, pero bueno! la chica de la agencia sale y nos para un taxi. Nos llevan a otra agencia donde seguimos perdiendo el tiempo y mi cabreo aumenta conforme nos hacen esperar sin ninguna explicación. Cuando por fin aparece la guía nos explica que el resto del grupo ha cancelado la excursión y han estado resolviendo el problema. Nos piden disculpas y nos ofrecen hacer el recorrido nosotros solos al mismo precio. No podemos hacer otra cosa que aceptar ya que sino es día perdido.
Las cuatro horas de viaje se hacen interminables, a pesar de que la furgoneta es para nosotros solos y podemos acomodarnos bien. La guía y el chofer no paran de hablar entre ellos, si por lo menos les entendiéramos...
A poco más de medio camino paramos en una minoría tradicional, aunque no conservan las vestimentas tienen arraigadas muy sus costumbres.
Las casas de madera se alzan sobre pilotes que las aislan de la humedad del suelo, en su interior una gran alfombra y un fogón rompén el vacío, no necesitan nada más. Visitamos dos de ellas donde nos ofrecen té, fruta y licores de plátanos que ellos mismos realizan.
Tras haber recorrido el poblado, volvemos a la primera casa que hemos visitado. Allí nos sirven una gran bandeja con comida, la cual repetimos todos los días: espinacas de agua, tofu, rollitos vietnamitas y por supuesto arroz blanco.
La mujeres, grandes tejedoras, nos muestran sus creaciones con la intención de que compremos algo y aunque no te lleves nada te devuelven siempre una sonrisa.
Desde aquí hasta Mai Chau la carretera va siendo peor, nos vamos adentrando en la montaña y en un paisaje increible.
Mai Chau esta situado en un hermosos valle rodeado de montañas y arrozales de un verde tan intenso que no parece real.
Los aldeanos de Mai Chau son thai blancos, las mujeres son expertas tejedoras que aseguran la producción de prendas tradicionales.
Pasamos la tarde paseando y disfrutando del lugar. Nos alojamos en una casa típica y como es costumbre dormimos en el suelo.
12 Agosto 2008
En el suelo no se duerme nada bien. Nos levantamos temprano, hartos de estar en la "cama". Desayunamos y nos da tiempo a dar una vuelta antes de la hora a la que hemos quedado con la guía. Según el tour el plan de hoy es un treking visitando dos minorias. Pero la realidad es bien distinta, el conductor nos deja en un pueblo a 5 km de Mai Chau donde regresaremos andando. Allí visitamos el mercado local.
Tras la visita hablamos con la guía y le comentamos que ese no es el plan que nos vendieron. Como solución nos propone salir a los arrozales a caminar.
Y es que las aldeas tienen su encanto pero según se sale a los campos de arroz el lugar se transforma en la imagen del auténtico Vietnam. Un mosaico de arrozales verde esmeralda que las las campesinas de sombreros cónicos cuidan con mucha dedicación.
Con pena nos despedimos de este pequeño paraiso para regresar de nuevo a la caótica Hanoi.
Hoy cambiamos al "Hotel Hanoi Sunshine" , ya estamos cansados del cuchitril. En este tenemos incluso un ordenador con internet en la habitación.
A las 20:00h asistimos al espectáculo de marionetas de agua. Las antiguas actuaciones solían hacerse en estanques o arrozales inundados. Los agricultores tallaban las marionetas con madera de higuera resistente al agua.
Las representaciones actuales se hacen en un tanque cuadrado con agua turbia que oculta los mecanismos. Detrás del decorado, once habilidosos titiriteros dan vida a las marionetas mientras una banda de música pone el sonido. Un espectáculo muy curioso que vale la pena ver.
Para cenar probamos un sito que esta junto a "69 Bar- Restaurant" y nuestro nuevo hotel. No recordamos el nombre, pero es mucho más barato que el anterior y se come igual de bien. Que arte tenemos ya con los palillos!!!!
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