Hoy es nuestro último día en Vietnam y lo dedicaremos a Hanoi. El vuelo sale a las 20:55h así que tenemos casi todo el día para ver la ciudad.
Las calles de Hanoi estan llenas de vida desde primera hora del día. Sus habitantes desayunan, comen y cenan en los económicos puestos que abarrotan las diminutas aceras. Una sopa, espinacas, arroz... son allí platos para empezar el día.
Un ir y venir con cestas llenas de frutas asiáticas, lustrosas verduras y coloridas flores.
Paseando llegamos a l cercano Templo de Ngoc Son situado en una isla al norte del famoso lago Hoan Kiem y al que se accede por un pintoresco puente rojo. Esta es problamemete una de las imagenes más fotografiadas de la ciudad.
Despues cojemos un taxi para llegar al Mausoleo de Ho Chi Minh. El que fue presidente del país descansa en un monumental edificio de mármol parte de un complejo peatonal de parques y pagodas.
El lugar se ha convertido en un lugar espiritual de reverencia y existen estrictas normas. Se ha de respetar el silencio y no aceptan que se lleve gorra o las manos en los bolsillos. Tampoco se pueden llevar los hombros descubiertos, hoy he olvidado el pañuelo y nos toca ir a comprar uno.
La cola para entrar es larga pero avanza rápido. El embalsamado Ho Chi Minh está a la vista a través de un sarcófago de cristal, más bien parece un muñeco de cera... y es que cada año el mauoleo cierra tres meses porque el cuerpo se envia a Rusia para su conservación.
Tras la visita paseamos hasta el Templo de la Literatura, primera universidad de Vietnam. El conjunto está muy bien conservado y su estilo nos recuerda a la arquitectura tradicional china.
Aunque estos dias hemos caminado mucho por el barrio antiguo decidimos hacer el paseo recomendado por la lonely.
Exploramos las laberinticas calles del corazón de la ciudad, cuyos nombres hacen referencia a los gremios que en la antiguedad se situaban allí.
Hoy en día siguen habiendo calles especializadas. De ellas, sin duda, la más especial es la calle de la Imitación donde se venden objetos espirituales para quemar en las ceremonias budistas. Nos sorprendemos al ver coches, teléfonos móviles, casa, camisas, dinero, relojes... todo tipo de cosas hechas de papel que allí mismo, en las aceras, vemos como queman.
El recorrido termina con la visita al mercado cubierto de Dong Xuan donde se vende prácticamente de todo. Fuera, los vendedores ambulantes muestran en sus cestas gran variedad de frutos y productos que llenan de color las calles.
Las mujeres limpian y preparan con esmero la verdura que venden lista para cocinar.
Deambulamos por el barrio hasta la hora de comer. Nos despedimos del "pho bo" en el restaurante que tanto nos ha gustado y hacemos tiempo en un moderno café. Muy curiosa la anecdota en este lugar. El sitio más decente en el que entramos y el único donde vemos una gran rata corriendo entre las mesas...
A última hora nos entretenemos comprando pañuelos y unos boles de bambú para regalar.
Para llegar al aeropuerto reservamos dias antes billetes para los microbuses que salen cada media hora de enfrente de la oficina de Vietnem Airlines en Pho Trang Thi. La calle no esta cerca y apuramos demasiado el tiempo. Nos toca correr cargados con las mochilas para llegar a tiempo. Carrera que nos podíamos haber evitado de saber que estaríamos esperando 40 min porque hasta que el vehículo no está hasta arriba de gente no sale.
Nos despedimos así de un país que en una semana nos ha cautivado. Con la pena de no haber tenido más tiempo para seguir descubriendolo y la espinita clavada de no haber llegado a Sapa.
Nos gustaría decir "hasta pronto Vietnam"...
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