GUANAJUATO. Guanajuato y San Miguel de Allende

Guanajuato

La gente que nos cruzabamos durante el viaje nos preguntaba ¿habeis ido ya a Guanajuato?... y al llegar allí entendimos por qué.

Esta bonita ciudad se ubica dentro de un barranco rodeado por montañas y su casco antiguo se encuentra en lo alto de una de ellas. Pero no cuesta recorrer sus empinadas calles cuando se van descubriendo rincones de postal como estos.






En la irregular Plaza de la Paz se alza la colorida Basílica de Nuestra Señora de Guanajuato, que junto con el Teatro Juárez y el Templo de San Diego constituyen los edificios más representativos.





La imagen más sorprendente la encontramos al subir al monumento El Pípila, desde allí se domina una vista espectacular de la coloridas casas.




Para acceder al mirador cogemos el teleférico, la bajada la hacemos por las escaleras y en cuestión de minutos estamos abajo, es bonito ver las callejuelas que recorren las escaleras.

Nadie se va de Guanajuato sin robarle un beso a su pareja en el célebre "Callejón del Beso". Allí dos balcones muy cercanos forman un ricón de leyenda donde dos enamorados se citaban a escondidas de sus familias. Se dice que las parejas que se dan un beso en el tercer escalón tienen garantizados siete años de felicidad.



La ciudad cuenta con numerosas minas de oro y plata que han sido explotadas por los pobladores locales desde hace más de 500 años. En la cima de los cerros se encuentran un gran número de minas, algunas abiertas al público.

San Miguel de Allende

Tras dedicarle el día a Guanajuato visitamos San Miguel de Allende, una ciudad de merece más tiempo del que disponemos.

La parróquia de San Miguel es el elemento central de la espectacular plaza principal, sus preciosas torres se pueden ver de casi cualquier lugar de la ciudad.



Ya de noche paseamos por sus calles y cenamos en los puestos de hamburguesas y perritos de la bonita plaza.

Lástima no tener tiempo para regesar y dedicarle el tiempo que se merece.

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