Erg Chebbi

Nos levantamos dispuestos a disfrutar al máximo de las increibles dunas de Erg Chebbi.



En el albergue esta Moha, un chico que habla español y se encarga de las excursiones. Es bastante majo, dejamos su web porque organiza todo tipo de tours por la zona.

Nada más llegar ya planeamos la excursión de la haima y también nos ofrecio un recorrido en 4x4 para emplear la mañana que al final no cogimos porque se iba de precio. En su lugar Moha nos recomendó ir por nuestra cuenta a una gran duna que se ve desde el albergue.

Parece que esta cerca pero se tardan 45 minutos en alcanzar la base de la duna y otros tantos para subir.




Cuando por fin alcanzamos la cima podemos ver gran parte de la extensión de arena, Merzouga y el resto de tierra desertica.





La sensaciones que se viven allí son indescriptibles. El desierto tiene un halo de energía especial que te hace sentirte libre. El bajar corriendo con los pies descalzos rodeados de un paisaje que parece de otro planeta, es algo que no se puede olvidar.




Tras volver nos da el tiempo justo para comer y dar una vuelta por el pequeño pueblo.





A las 16h nos esperan los camellos para empezar el paseo hacia la haima. La mejor hora para salir es esta porque así va cayendo el sol por el camino, pero ellos no tienen problema en llevarte a cualquier hora si llegas más tarde, unos chicos que conocimos fueron denoche y nos contaban la experiencia de ir completamente a oscuras.





El paseo no es nada comodo y al bajar piensas que te has dejado el culo en el asiento, pero el paisaje hace que valga la pena. La luz cambia los colores de la arena conforme va atardeciendo.





Al llegar al campamento nos reciben un grupo de chicos jovenes. Hay tres haimas para dormir y otras dos que son el comedor (y donde duermen ellos) y la cocina.





La excursión que ofrece Le Petit Prince es la más barata que encontramos, 150dh/pers, incluyendo el dromedario, la haima con cena y desayuno. Realmente es un campamento muy sencillo comparado con otro que hay cerca y en eso difiere el precio.
A nosotros nos gustó porque era como más auténtico, no parecia tan turistada, era como estar con un grupo de amigos cantando y bebiendo té alrededor de una hoguera.



A cambio pasamos un frio terrible, ni las chaquetas ni las tres mantas que teniamos fueron suficientes para entrar en calor. Gracias a no pegar ojo no necesitamos despertador para ver que empezaba a amanecer y subimos a la duna más cercana para ver un nuevo espectáculo de luces.

El sol aparece como un foco perfectamente definido creando una luz intensa e irreal.





De vuelta a la haima, recogemos lo poco que llevamos para volver de nuevo al traqueteo de los camellos.





Aqui acaba nuestra bonita turistada que realmente vale muchisimo la pena.

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