de El Kelaâ M´Gouna a Marrakech

Nos despertamos en Kasbah Itran, un alojamiento con encanto situado a las afueras de El Kelaâ M´Gouna. Nos recomendaron encarecidamente el sitio y la verdad es que no nos decepcionó.

La casa se situa en un peñasco que domina un gran valle con un rio, cultivos y antiguas kasbahs. Hay diferentes terrazas desde donde puede contemplar la amplitud de las vistas.





Madrugamos para no ir con el tiempo ajustado como el dia anterior. A pesar de que parariamos en cualquier poblado a investigar y curiosear somos fieles al camino y no paramos hasta llegar a Ouarzazate.





Allí visitamos la Kasbah de Taurit. Está situada dentro de la ciudad y eso le quita mucho encanto. Pagamos por entrar a visitarla pero no es más que un recorrido por habitaciones vacías sin apenas vistas al exterior.



La medina antigua que se situa justo al lado conserva bastante la autenticidad y piedes la noción de estar dentro de una ciudad.



No nos entretenemos demasiado y nos ponemos rumbo a Aït Ben Haddou, una de las kasbahs mejor conservadas y reconocida por la UNESCO su extraordinaria belleza.





El complejo de casas de barro y decorados torreones está rodeado por una muralla con monumentales puertas. Es un gran castillo de arena elevado sobre la ladera de una montaña rocosa.



Aunque perjudicada por el paso del tiempo esta ciudad amurallada de adobe sigue estando en pie a modo de museo. Hay poca vida cotidiana en ella, ya que la mayoria de las casas son tiendas de artesanía y esta completamente dedicada al turismo. Sin embargo encontramos mucha tranquilidad en sus calles.





Tras comer abandonamos rápidamente la antigua kasbah sabiendo que nos queda la carretera más complicada del viaje. Atravesar el Alto Atlas nos lleva casi toda la tarde, cruzando los dedos porque el trasto de coche no nos haga tomarnos las uvas en uno de los pueblos perdidos de la zona. Hay que armarse con mucha paciencia para recorrer estos km pisandole los talones a algún autobús.

Al llegar a Marrakech, caos total. Hay que ser valiente para conducir por esas calles sin ley. Que ganas de dejar el coche dios mío!!!

Pero la cosa no acaba ahí si has decidido reservar en un riad... encuéntralo!!
Primero nos ayudan unos niños que nos marean bastante y nos tangan también llevandonos hasta una calle y diciéndonos que no nos pueden acompañar hasta la puerta porque la policia no les deja pasar. La mentira se veía venir y allí no estaba el riad. Tenemos que pagar a otro niño que nos lleva hasta la puerta de nuestro escondido alojamiento.

Se nos acaba el año y lo despedimos en la famosa plaza de la ciudad, Jamaa el Fna. Es la única noche que pasamos en Marakech y no queremos irnos sin cenar en uno de los puestos que inundan la plaza. Así que hemos quedado allí con una pareja mallorquina que conocimos en el desierto.




Nos pasamos un buen rato decidiendo pero al final todos son iguales, ofrecen casi lo mismo. La comida es bastante mala, casi todo frituras y según lo que pidas no sale muy barato.



La gente de los puestos agobia un poco para conseguir que te sientes con ellos. Los niños también merodean pidiendo y si te despistas un poco como yo, te roban el movil. Ale! la gracia de fin de año!

Cuando llega la hora de las campanadas, las 23.00h en Marruecos porque es una hora menos, todos los puestos apagan las luces y celebramos la llegada del 2011.

Tras cenar no encontramos sitios para tomarnos algo. Buscamos alguno del que tenemos referencia pero o estan cerrados o han organizado algo especial por nochevieja y cobran entrada. Como nuestra idea es madrugar decidimos ir al hotel a descansar. Cosa que no resulta tan inmediata como pensamos a pesar de que estamos al lado. Je,je... parece que habíamos memorizado bien los callejones pero no... nos tiramos un buen rato girando de calle en calle sin dar con el riad. como es posible??!!!
De repente aparece un chico, el mismo que el de la tarde! y grácias a él encontramos el riad con tan solo doblar una esquina que habiamos pasado mil veces...

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