Granada



No se puede salir a visitar Europa y siendo español no haber visto Granada. Aunque yo he estado varias veces, David nunca ha ido y esta Semana Santa nos decidimos a última hora.

Granada, capital del último reino musulmán, tiene una historia muy dilatada que se refleja en sus calles y monumentos.

El barrio del Albaicín se desvincula del resto de la ciudad conservando sus raices moriscas. Nos perdemos por sus laberínticas calles buscando la mágia del lugar en sus tranquilas calles.



Situado en una colina, es también un fantástico mirador de la Alhambra, desde San Nicolás se ve una bonita imagen global del conjunto monumental.



Bueno si encuentras hueco entre la multitud de hippies que allí se concentran vendiendo sus artesanías. Llama la atención la presencia de esta bohemia comunidad por todos los rincones de ese barrio.



En alguna plaza sus improvisados conciertos invitan a sentarse a descansar un rato.



La comida árabe es también un placer de este barrio, y en cualquier ricón encuentras donde probarla.



Las numerosas teterías son una opción genial para descansar y charlar tomando un rico té o fumar shisha. La calle Calderería Nueva esta repleta de sitios para elegir.



La calle Elvira situada a los pies del barrio es la que ofrece más opciones para comer. De los que probamos podemos recomendar:

La Bella y la Bestia y La Antigüalla son típicos sitios de tapeo donde con el precio de la bebida te ponen una generosa tapa.

Al Sur de Granada, una tienda-bar con buen ambiente donde ponen tapas de embutido.

Es una forma económica de comer pero la mala calidad de las tapas nos cansa y buscamos otros sitios donde comer de plato.

Pizzeria Centro, en una perpendicular (Cetti Meriem 6). Un italiano buenísimo, tanto la pizza como la pasta.

Restaurante Sultán (nº13), un ambientado sitio de cocina árabe donde el cuscus esta muy bueno.



Aún así si lo que se busca es tapear conviene alejarse hasta Camino Ronda 101 donde El Reventaero se gana la fama de ser el mejor bar de tapas de Granada. Por 1,90€ te ponen la bebida acompañada de la tapa que elijas de una variada lista que tienen.

Junto a la catedral está la Alcaiceria, antiguo bazar de la seda. Aunque no pretendemos comprar nada paseamos por sus y coloridas estrechas calles.




La Alhambra

La visita a la Alhambra nos hace madrugar. La venta anticipada esta agotada, pero por suerte reservan algunas entradas para venderlas en el día, lo malo es que hay que ir a primera hora para asegurarse una. La cola es larga pero en los cajeros automáticos no hay nadie y tan solo es 1€ más cara.

La Alcazaba y el Generalife podemos visitarlos por libre. Pero para los Palacios Nazaries fijan una hora de entrada.



La Alcazaba domina toda la ciudad de Granada, y desde allí podemos ver una bonita imagen del pintoresco Albaicín.




Los elegentes Palacios Nazaríes están agrupados de forma irregular y las distintas estancias se comunican entre sí por patios o galerías. La simplicidad de su estructura arquitectónica exterior contrasta con la riqueza interior de las salas repletas de ornamentos en yeso, marquetería y coloridos azulejos.





La Alhambra es un ejemplo sin igual de cómo la luz y el agua ofrecen importantes efectos decorativos a la arquitectura. El agua utilizada a modo de espejo origina espectaculares composiciones.



La estudiada incidencia de la luz en los elaborados ornamentos realza su belleza y crea efectos sabiamente utilizados. Podría pasarme las horas buscando detalles que fotografiar si el tiempo de visita no estuviera limitado.




Las Alpujarras

Una tortuosa carretera recorre los blancos pueblos alpujarreños llegando hasta Trévelez, el pueblo más alto de España. Como anuncia su cartel, allí no faltan sitios para probar un plato del reconocido jamón local. Aunque el pueblo no es de los más bonitos.



Localidades como Pampaneira o Capileira tienen más encanto. Los pintorescos pueblos colgados en las laderas de Sierra Nevada comparten una arquitectua propia donde destacan curiosos techos planos coronados con chimeneas de sombrerete.





Sus empinadas calles de casas blancas agotan a cualquiera y poco más hay que hacer allí que pasear. Después, si te atreves, el típico plato alpujarreño te devuelve todas las calorias: morcilla, cerdo de Orza, longaniza, patatas a lo pobre y por supuesto jamón serrano. Ale!!





Las coloridas jarapas alegran las plazas, estas llamativas mantas artesanales confeccionadas con restos de telas se venden en todas las tiendas.




En fin, tres dias bien aprovechados con tranquilidad.

Nos quedamos con el encanto especial de Granada, a la que sus matices árabes le dan un carácter único que la diferencian de otras ciudades españolas. Un lugar ideal para combinar el arte y la cultura, disfrutando al mismo tiempo del ambiente de las tapas y sus acojedoras teterias.

Recomendamos además el hotel donde nos alojamos, "Conquista de Granada" a 10km de la ciudad, en el municìpio de Peligros. Un hotel muy nuevo por 50€ con desayuno.

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