El paisaje en esta zona norte de Suiza no es tan sorprendente como el que hemos disfrutado estos días. Perdemos de vista las montañas, las típicas casitas de madera y los verdes valles.
Las casas de los pueblos aquí son de estilo alemán, con su decorativo entramado de madera. Marthalen es una bonita villa donde pasamos nuestra última noche. La anecdota es que me fijé en el original color rojo de las maderas de la fachada para identificar el BnB, y al llegar encontramos que todas las casas del pueblo son idénticas, vaya...
Desde Marthalen exploramos la parte Suiza fronteriza con Alemania. A excasos 10km visitamos las "Rheinfall", las cataratas más grandes de Europa. LLegar a ellas es un tanto lioso porque hay dos entradas una a cada lado del río y las indicaciones no ayudan mucho.
Los famosos saltos de agua no nos sorprenden demasiado. Nos impresona más la cercana Schaffhausen.
Una bonita ciudad que ha conservado varios vestigios de su pasado medieval como su vieja fortaleza circular que con unas dimensiones impresionantes se alza en lo alto ofreciendo unas vistas inmejorables.
A 20km de Schaffhausen se encuentra el diminuto Stein am Rhein, un pueblecito empedrado que trás su muralla esconde una verdadera joya que bien merece su fama.
(como veis David no pierde oportunidad para entrar a cualquier tienda y comprar una tableta de chocolate)
Su plaza mayor, con sus espléndidas fachadas repletas de frescos y murales, es con seguridad la más fotogénica de Suiza.
Algo más lejos queda nuestra última visita. Trás 35km entramos an Alemania para visitar la Isla de Mainau, unida por un puente a la ciudad de Constanza.
Llamada también la isla de las flores es un gran jardín que alberga una vegetación muy rica de especies, incluso subtropicales y tropicales.
La entrada es lo sorprendente, 15 eurazos por persona. A nosotros nos sale gratis, porque al llegar nadie controla la entrada y pasamos tranquilamente.
El lugar esta bien pero no lo suficiente para pagar ese precio.
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