A primera hora de la tarde, con un sol justiciero, ya estamos subidos en un camello sin apenas haber tenido tiempo para protegernos del sol. David disfruta pero yo lo paso fatal. El sol me abrasa y tengo la sensación de que me voy a caer de un momento a otro, incomodídsimo viajar en camello...
Al terminar el paseo acabamos todos metidos en las turbias aguas del Nilo, un sucio pero refrescante baño. La orillas del rio son muy relajantes, rodeadas de dunas de arena y palmeras, donde tan solo algunas casetas se agolpan cerca del agua.
Navegando con el barquito llegamos al poblado a visitar. Primero entramos a una casa local donde nos reciben con Karkadé, te típico de Egipto, y con una shisha.
La mujer de la casa nos hace un tatuaje de henna a cada uno. Más bonito....
Al salir paseamos por las calles hasta llegar a la escuela, entramos en las aulas y nos enseñan a escribir nuestros nombres en árabe.
Al salir las niñas se acercan pidiendo bolis y los coleteros que llevamos en las muñecas.
Regresamos a la motonave tranquilamente, con un bonito paseo al atardecer.
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