24 Agosto 2010Unas ricas Xiaolong Bao de carne son el desayuno de muchos días. Es fácil encontrarlas recién hechas en cualquier puesto callejero y en Beijing tenemos un mercado diario junto al alojamiento donde las hacen buenísimas.


Hoy nos proponemos visitar lo que fué la residencia de estío del emperador. Está algo apartada de la cuidad pero no hay problema porque tiene parada de metro.
El Palacio de Verano es un gran conjunto de templos, pabellones, lagos y jardines de los que seguramente el emperador no pisó ni la cuarta parte. Es un lugar inmenso imposible de recorrer en una sola visita.
Varios puntos de interés concentran el mayor flujo de turistas, pero tomas caminos secundarios puedes alejarte de la multitud y pasear por tranquilos jardines y estanques.
Nosotros entramos por la puerta norte. Allí hay un canal con construcciones y puentes tradicionales a su orilla que recrea el ambiente clásico de la ciudad china de Suzhou.

El lago Kunming domina tres cuartas partes del parque y entorno a él se situan los puntos principales. Allí un gran barco construido en mármol resalta por encima del resto de embarcaciones.

La colina de la longevidad domina esta gran superficie de agua. Para acceder a ella hay que pagar una entrada aparte que permite recorrer los diversos edificios que te llevan hasta el templo budista que corona la cima.



Los coloridos edificios estan conectados por largas escaleras elegantemente cubiertas. Desde allí se observa con detalle la rica ornamentación de los tejados esmaltados con el color imperial.


Un gran corredor aseguraba la sombra a la realeza en sus paseos por el lago. Nosotros no somos menos exigentes y nos resguardamos también en este elegante tramo de elaborada carpinteria.

Tras visitar varias horas el parque decidimos dejarnos las zonas más alejadas de lagos y puentes para otra visita. La niebla del día emborrona los lagos y apenas se ven bien.

La segunda visita del dia es el Templo de los Lamas, el santuario budista tibetano más importante de la ciudad. Un recinto amurallado que ha concentrado a su alrededor un gran número de tiendas que venden incienso y objetos religiosos.


La visita comprende varios templos con ricas estatuas de buda que anteceden al pabellón principal que alberga una colosal estatua de sándalo que con sus 17 metros de altura alcanza el techo del templo.

El fuerte olor a incienso crea una atmósfera espiritual que refuerza la oración de los chinos que rezan levantando las varas perfumadas.

A la salida continuamos el paseo por los hutong que iniciamos el dia anterior.
Los "hutong" son callejuelas tradicionales que se construyeron sobretodo alrededor de la Ciudad Prohibida y forman hoy el casco antiguo de la ciudad. Para visitarlos hay que olvidarse del mapa y perderse por su laberíntica estructura donde no resulta difícil perder el norte.




Las destartaladas viviendas con baños comunitarios conviven con otras de gran valor histórico. Antiguas casas de piedra con pintorescos portones y tradicionales patios centrales.

Por la nohe paseamos por la moderna zona de Wungfujing, el distrito comercial más famoso de la ciudad. Altos edificios e importantes tiendas se concentran en esta fastuosa avenida que representa el máximo desarrollo de esta ciudad.
En esta zona se situa el mercado nocturno de Donghuamen, una atracción turística donde los menos escrupulosos pueden degustar una gran variedad de bichos de esos que normalmente pisamos y que aquí sirven en deliciosos pinchos.




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